Ubicado en el concello de O Incio, en la comarca de Sarria, este es uno de los cementerios más singulares que he podido ver en Galicia. Es un cementerio curioso ya sólo por el hecho de encontrarse cubierto en la entrada de la iglesia pero es que además debemos de sumar la aventura que supone la llegada al destino.
Por una carretera estrecha, típica del interior lucense, llegas desde Val do Mao a esta parroquia de San Salvador. Unos pocos kilómetros antes de llegar, el día se torna oscuro aunque se trate de la jornada más soleada del estío. Y esto se debe a la cantidad de árboles que se encuentran a ambos márgenes del asfalto. Con este maravilloso entorno, nos topamos con un indicador que nos indica que hemos llegado a San Salvador. Sin embargo, si sigues esa carretera, llegará otro que indique el fin sin ni siquiera haber avistado el pueblo. Esto se debe a qué debes coger uno de los estrechos caminos para bajar al pueblo que se encuentra escondido, como sin querer ser descubierto.
Me encuentro una aldea casi abandonada, que pide ser fotografiada casi en cada rincón porque nos ofrece esa Galicia rural que ya se está perdiendo. Hablo con el único vecino que me encuentro para comunicarle que voy a visitar el cementerio y me dice que entre sin problema. Abro la puerta y me encuentro un lugar increíble. Una iglesia en el centro rodeada por un porche completamente cerrado donde se encuentran las lápidas en el suelo, la sensación que experimenté al caminar por este lugar fue indescriptible. Maravillado ante tal obra, tan simple pero tan diferente a lo común (o al menos a lo que yo estaba acostumbrado).
Para finalizar esta visita, converso con Juan, al salir de la iglesia. Me comenta que él y su mujer son los únicos habitantes que quedan en esta aldea y que, a pesar de que no somos muchos los visitantes, han llegado a ir hasta viajeros internacionales atraídos por las calaveras especialmente. Fue una conversación agradable pero me da pena que cada vez que converso con alguien del mundo rural gallego, se lamenta de cómo se muere este modo de vida y añoran los tiempos pasados.
Os falta el de San Amaro, Coruña
Muchas gracias por la recomendación, espero poder visitarlo pronto. Saludos
Excelente publicación, que sitios tan maravillos, puedo asegurarte que curiosamente el cementerio de colores, fue el que más llamó mi atención,Extrañamente el aporte de tanto color, resta la nostalgia y tristeza que caracteiza este tipo de sitios. la de convertir emociones. Magia