Dormir en una casa alentejana en Sao Francisco da Serra
Tuve la suerte de encontrar una casa espectacular en la plataforma de AirBnb que hizo que me enamorase aún más si cabe de esta zona, a veces escondida del turismo, en el Alentejo. Se ubica en el tranquilo pueblo de Sao Francisco da Serra, perfecto lugar para descansar, conectar con la naturaleza y pasear por la zona de la iglesia con sus tonos azules y blanco. En este punto se reúnen los lavaderos públicos que también merecen una visita. Si deseas información sobre esta maravillosa casa y su amable dueña Elzbieta, polaca enamorada de Portugal y de un portugués, pídemela con confianza en comentarios o por privado.
Aquí os comparto mis sensaciones de una noche de verano en la hamaca que hay en el porche de la casa.
Puedo sentir la inmensidad del universo, estrellas completamente visibles en este lugar sin apenas contaminación lumínica. Mi hamaca y yo seguimos compartiendo momentos, me ayuda a inspirarme para poder escribir. Qué lugar tan relajante, qué cómoda esta hamaca, qué “silencio”, sólo es interrumpido por el sonido incesante de los insectos que me merodean.
Qué bien se observan las constelaciones, y qué suerte de poder ser espectador en tan buen palco. El silencio a ratos también se ve interrumpido por los ladridos de perros vecinos.
Grillos, ese sonido que reconozco al momento y que me traslada a mis noches en la aldea durante la infancia. Era mi lugar en la tierra.
La silueta difusa de los árboles, cuyas hojas no se mueven en esta plácida noche de septiembre. La luna hoy tiene un gran brillo e ilumina este bosque de alcornoques. Hoy, gracias a su plateada luz, soy capaz de ver el entorno, apreciar esta linda estampa.
Esta casa alentejana, de blanco inmaculado en Sao Francisco da Serra se quedará tan grabada en mí, que la usaré de refugio de mis pensamientos cuando vengan tempestades. Me trasladaré aquí, a mi hamaca, mi fiel compañera. Esa que me invita y motiva a escribir después de una larga pausa.
Me ayudo de la mano apoyándome en el suelo para impulsarme y columpiarme. Veo las estrellas en movimiento y me gusta, me hace reconectar con el niño que llevo dentro y que siempre me he negado a matar. Ser niños es ver el mundo sin filtros, fijándose en todo lo mágico de este planeta que los adultos ya sentimos que nos hemos acostumbrado y dejamos de prestar atención. Ese grillo incesante en su canto, ese ladrido de perro, esa infinidad de estrellas, esa luz de farola en la lejanía, columpiarse en una hamaca. Esa cantidad de sueños que se tienen cuando eres niño y que siempre los ves posibles por muy irrealizables que parezcan. En la mente de un niño todo es realizable y posible.
Para mi el Alentejo es especial la esencia portuguesa y rural. Me encanta.
Saludos blogueros desde Cádiz
LoBo BoBo