Narbona, la gran desconocida de la Occitania francesa

Narbona, con sus casi 53.000 habitantes, es la ciudad más poblada del departamento de Aude a pesar de que la vecina Carcasona es la capital. Se encuentra a su vez dentro de la región de Occitania. A tan sólo 100 kilómetros de la frontera con España, ha sido durante su historia una encrucijada de caminos que le ha permitido ser siempre una ciudad de relativa importancia.

Fue fundada en el año 118 a.C. como una colonia romana con el nombre de Narbo Martius. Estaba situada en la Vía Domitia, el primer camino de la Galia que permitía unir Roma e Hispania. Durante la época romana, Narbona era la capital de la Narbonense, provincia creada por los romanos en la misma época.

A pesar de que perteneció al reino visigodo de Tolosa y fue ocupada durante unos años por los musulmanes, Narbona pronto pasó a manos de los francos (en el año 759 d.C.). 

Jardín de los Arzobispos de Narbona

Una ciudad multicultural, en la que además se aprecian las diferentes etapas de desarrollo que tuvieron a lo largo de la historia. Por desgracia, de su glorioso pasado romano quedan muy pocos vestigios. Habrá que descender al subsuelo de Narbona para descubrir el único vestigio romano que ha llegado hasta nuestros días: el Horreum.

Qué ver en Narbona

Plaza del Ayuntamiento

En esta plaza se pueden apreciar los restos de la Via Domitia, en el mismo estado que quedó en el siglo IV. Es un valiosísimo vestigio de la que fue una de las más importantes calzadas romanas, es la que unía Roma con Hispania.

En Narbona, la Via Domitia se encontraba con la Vía Aquitania, abierta en dirección al Atlántico por Toulouse y Burdeos, prueba del papel de ciudad encrucijada que tenía.

La plaza es el lugar más transitado y de mayor vida de la ciudad junto con la cercana alameda a orillas del canal de Robine. 

Via Domitia en Narbona
Calzada romana "Via Domitia"

Palacio de los Arzobispos

Este conjunto arquitectónico constituye el segundo conjunto arzobispal de Francia, sólo superado por el de Avignon. Es realmente impactante y dota a la plaza de una gran belleza. Con una fachada imponente y esa unión de diferentes edificios hace que tu mirada se quede perpleja por un rato, admirando todo su esplendor.

Plaza del Ayuntamiento de Narbona
Torreón Gilles Aycelin

Este es el torreón que destaca desde la plaza y que dota de mayor belleza al complejo arquitectónico. Este torreón fue construido entre los siglos XIII y XIV por el arzobispo del cual tomó su nombre. Se dice que las mejores vistas de Narbona y de la propia catedral se tienen subiendo a lo alto de esta torre. Sin embargo, durante mi visita se encontraba cerrada.

Torreon Gilles Aycelin
Passage de l´Ancre (Pasaje del Ancla)

En la entrada al pasaje cuelga un ancla, la que da nombre a la calle. Se trata de un recuerdo de que, en la Edad Media, era este lugar el que albergaba el mercado de pescado. Es un pasaje sombrío por lo que ayudaba a mantener más fresco el pescado.

No sé si todos los días está tan tranquilo como cuando estuve pero para mí era como un oasis de tranquilidad, nada que ver con la aledaña y bulliciosa plaza del ayuntamiento.

Pasaje del Ancla en Narbona
Pasaje del Ancla
Jardín de los Arzobispos

Se encuentra en la parte trasera de la plaza y en la que debería haber sido la parte delantera de la catedral (de hecho, aunque esté inacabada yo la consideraría la parte principal). Es un parque muy tranquilo donde descansar admirando la cercana catedral y poder ver el reloj solar y el claustro. A mayores, podrás sentirte enano intentando subir al enorme banco que han colocado en una parte muy íntima del parque.

Justo al lado de estos jardines, nos encontramos un curioso espacio para acceder a la zona inacabada de la catedral que para mí fue un punto muy especial y bonito de mi visita a  Narbona. Aquí podremos admirar la magnitud y grandeza de esta construcción. Al mismo tiempo, esa sensación de vacío que le proporciona el estar inacabada hace que se sienta algo especial y tétrico al pasear por esta zona.

Catedral de Narbona

Catedral de San Justo y San Pastor

Esta obra arquitectónica comenzó a construirse en el año 1272 pero jamás fue concluida. Las obras se paralizaron en el año 1340 ya que para continuar con la construcción debía derribarse parte de la muralla y había muchos detractores de esta idea.

A pesar de que en la zona se siguen más los modelos cátaros, en esta catedral reina el gótico y es que la construcción de la catedral gótica fue un acto político, decidido en 1268 por el Papa Clemente IV, ex arzobispo de Narbona. Será, dice, una obra realizada como las magníficas catedrales del reino de Francia. 

A día de hoy, tiene algunas torres que le dan un aspecto de fortificación. No son decorativas sino que, efectivamente, el conjunto sirvió para la defensa de la ciudad.

Catedral de San Justo y San Pastor de Narbona
Catedral vista desde los jardines de los Arzobispos.
Otra perspectiva de la zona inacabada de la catedral.

Horreum Romano

Llegamos aquí, a uno de los imprescindibles que ver en Narbona. El único vestigio romano que queda en la ciudad, se trata de un conjunto de galerías subterráneas, a 5 metros de profundidad, que datan del siglo I a.C. y sirvieron de almacén, él cual formaba parte de un mercado. Se pueden visitar dos galerías principales, la norte y la oeste.

Es interesante adentrarte en este laberinto de túneles y pasear por ellos en silencio y trasladándote a 2000 años atrás cuando seguro que estos túneles estaban llenos de vida y productos.  

Horreum Romano en Narbona
Galería del Horreum Romano
Horreum romano

El Horreum se encuentra en la zona llamada «Quartier de l´Europa» (Barrio de Europa). Una de las zonas más agradables para caminar por Narbona e ir disfrutando de las diferentes fachadas curiosas que van apareciendo.

Bonita casa en el barrio de Europa de Narbona
Bonita fachada en Quartier de l´Europa.
Loba romana en Narbona
Rómulo, Remo y la loba en el Quartier de l´Europa para marcar el origen romano de la ciudad.

Canal de Robine

Es un afluente del canal du Midi  que tiene 32 km de longitud. Fue construido en el siglo XVII bajo el reinado de Luis XIV. Su nombre proviene del occitano roubine, que significa canal. 

Puente de los Mercaderes

Este puente es uno de los que cruzan el canal de la Robine, y su origen se remonta a la época romana, pues estaba situado en el trazado de la Via Domitia. Antiguamente contaba con seis arcos, de los cuales solo queda visible uno. Actualmente es uno de los pocos puentes habitados de Francia y recuerda al Ponte Vecchio de Florencia, aunque de menores dimensiones y salvando mucho las diferencias.

canal de Robine en Narbona
Canal de Robine con vistas a puente de los Mercaderes y torreón.
Pont des Marchands en Narbona
Cruzando el Puente de los Mercaderes

Mercado de Les Halles

Este mercado centenario es sin duda un gran reclamo en la ciudad. A mí me encanta visitar siempre estos mercados que me ayudan a tomarle el pulso a la ciudad y a conocer los productos locales o más demandados por los ciudadanos.

Este pabellón de estructura metálica y grandes cristaleras  se inauguró en enero de 1901 y sustituyó al mercado que entonces se instalaba en la Place des Herbes (actual Plaza del Ayuntamiento). Abre los 365 días del año de 7:00 a 14:00.

Les Halles de Narbona
Les Halles (mercado)
Interior de Les Halles en Narbona
Interior de Les Halles
Cassoulet en Les Halles de Narbona
Cassoulet en Les Halles, guiso tradicional de la zona.

Desde el mercado, podremos recorrer el agradable barrio de Bourg, el antiguo barrio de los mercaderes de la ciudad. Un barrio muy importante durante la Edad Media por ser el punto fuerte de la economía de la ciudad. En él destacan, la basílica de San Pablo y la Casa de las Nodrizas. Esta última llama la atención por las «cariátides» que aparecen en una de las ventanas con unos acabados preciosos.

Casa de las Nodrizas en Narbona
"Cariátides" en la casa de las Nodrizas

Narbona es una ciudad muy interesante, con un gran atractivo monumental y de gran relevancia a lo largo de la historia. Desde su fundación romana, no ha dejado de ser cruce de caminos y carreteras. Es más, yo visité esta ciudad al inicio del road trip que me llevaría hasta Ljubljana (Eslovenia).

Una ciudad agradable de pasar, con un ambiente muy bonito y a la que espero volver. Especialmente, deseo regresar para poder disfrutar de Les Grands Buffets, una espléndida opción para comer pero para la cual es necesario reservar con incluso meses de antelación (así que si queréis probar uno de los mejores buffets de Francia, id reservando pero ya).

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