Playa de la Caleta
Si existe un emblema en Cádiz, este sería la Caleta. Nada más llegar a la ciudad, un gaditano me advirtió de que sino asistía a un atardecer en esta playa, sería como no haber estado en Cádiz.
Llegué un buen rato antes del atardecer, la visité con marea alta y marea baja, de día y de noche y esta playa me enamoró de todas las formas. Es cambiante como la vida misma, si la ves a la mañana nada tiene que ver con como la verás a la tarde. Y no sólo hablo de sus mareas sino del propio ritmo de la misma.
Presidida por el bonito, curioso y emblemático edificio del Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real y protegida por los castillos de Santa Catalina y de San Sebastián, esta playa es un agradable lugar donde tomar un baño. Pero también resulta agradable estar en su paseo marítimo a la mañana, mientras ves las barcas y pescadores que salen a faenar. Y, qué decir, de su atardecer donde se reúnen amigos, familias, parejas … para disfrutar del último rayo de sol del día y tomar una instantánea perfecta.
En definitiva, déjate seducir por La Caleta y disfrútala siempre que puedas porque es uno de los rincones que se quedarán grabados de Cádiz (al menos para mí).
Cruzando la calle, junto al bonito edificio de la facultad de Empresariales, se encuentran dos ficus traídos por dos misioneras desde Sudamérica. Es un lugar perfecto para disfrutar de estas dos «bestias» y descansar en la sombra si visitas la ciudad en un día de sol y calor.
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